jueves, 28 de abril de 2016

Luz de ángel

Luz de ángel


En tus ojos brilla un sol frío de invierno, como el mes en que naciste.
Sé que en ti vive un alma ansiosa de calor a cada instante.
Tu besos buscan mi piel para absorber el amor que necesitas para respirar
y aunque a menudo tus brazos estén vacíos, como yertos, yo sé 
que  siempre esperan,
que siempre están  dispuestos al abrazo de la madre que no juzga,
de la madre que simplemente ama.

Hija,
así te llamé nada más nacer. Así te llamo cada día y cada día mi alma estalla en mil pedazos cada vez que pronuncio esa palabra. 
Tan simple y a la vez tan complicada.
Eres mi luz de ángel porque a veces siento que no eres de este mundo. 
Que eres un regalo que nunca sabré apreciar en toda su magnitud.
Libre como el aire, así eres tú. Una pieza imposible de encajar en ningún sitio.  
Y sin embargo,
tan suave,
tan dulce
...y tan pura.

A veces protestas porque no entiendes el mundo.  
El mundo es así, yo te digo, tienes que asumirlo.  
Pero ¿sabes una cosa? No tengo razón.
No lo asumas.  Lucha, no te rindas nunca. 
Porque llevas en ti una luz que pocos pueden ver 
con claridad.
Pero si alguien se detiene a observar, 
será tocado por el milagro de un 
destello de sabiduría.








martes, 23 de febrero de 2016

Pactos peligrosos



Cada vez que le hablaba del último sobre rechazado se despertaba en ella una mezcla de admiración y rechazo. Pero, como mujer pragmática que era, lo primero que hizo fue llamar a la inmobiliaria y paralizar la compra del chalet de la sierra (que, la verdad, a ella nunca le hizo ilusión).  Luego, contratar una buena póliza de vida para su marido. Lo más difícil sería hablar con sus hijos cuando llegara el momento. No se lo tomarían bien, le querían mucho…  
Pobre tonto de conciencia inoportuna. ¿Es que no sabía que los tratos con el diablo jamás se incumplen?

lunes, 1 de febrero de 2016

Orden y limpieza


Subir de nuevo a la habitación fue un error. Hasta entonces, su mundo estaba en orden. La casa recogida, la ropa en la lavadora, la comida en el fuego. Todo bien mamá, vete y déjame estudiar, que estoy muy liado.  Pero algo no estaba en su sitio y ella lo percibía. Por eso, cuando de nuevo abrió la puerta y vio a su hijo con los pantalones bajados  frente a la pantalla del ordenador y ésta devolviendo una imagen similar aunque de la cara opuesta, cerró la puerta en silencio y bajó las escaleras para darle otro repasito de lejía al baño.